jueves, 17 de diciembre de 2009

que viene la Navidad!

Otro año más tenemos aquí a la siempre controvertida Navidad, esa inseparable compañera que como nuestro cumpleaños nos acompaña sin falta una vez cada 365 días.
En estas fechas la tendencia generalizada es sentirnos felices aunque melancólicos, ser buena gente, solidarizarnos con los desfavorecidos, renovar los buenos propósitos que nunca terminamos de poner en marcha, estar más cerca de la familia y los amigos, gastar más de lo deseable en juergas y regalos de obligado cumplimiento, etc.
No estaría nada mal que hicieramos el sano ejercicio de no destinar sólo estas fechas a esas encomiables empresas, me explico:
- Acercarnos a los familiares a los que durante el resto del año obviamos esta muy bien siempre y cuando no sea pura hipocresía estacional, y si de verdad sentimos algo por ellos deberíamos mantener el contacto durante todo el año.
- Ser solidarios con los que más lo necesitan conlleva recordar que esta gente necesita de nosotros siempre, y a menudo no es necesario rascarse el bolsillo para dar un saludo, una sonrisa, un poco de compañía a quien seguro nos lo va a agradecer.
- El propósito de enmienda para ser menos agresivos, más empáticos y afables o simplemente un poco más humanos y querernos más a nosotros mismos de manera que a su vez redunde en posibilitar que queramos a los que nos rodean, debería ser algo que nos acompañara cada amanecer de nuestra vida.
- Hacer regalos a nuestros seres queridos o a quien nos apetezca no debiera ser cosa impuesta por una fecha (sea cual sea) ni cuestión que nos haga devanarnos los sesos para ver "qué le compro que me lo quite de encima pronto y gastando poco que tengo que cumplir". Más bien debería ser algo que se ajustase a nuestras posibilidades económicas pero que hicieramos cuando vieramos en el escaparate eso que sabemos que le gusta aunque no lo haya pedido, aunque no sea su cumpleaños, el aniversario o cualquier otra fecha clave en su calendario; que fuera el detalle que tenemos con esa persona porque nos apetece de verdad darle una sorpresa agradable e inesperada de la que tampoco esperamos más que una sonrisa.
- De igual manera, pasar un buen rato comiendo y bebiendo con amigos o compañeros a los que de verdad apreciamos es algo que se puede hacer siempre que lo propongamos y haya quórum, cosa fácil de lograr porque a todos nos gusta pasarlo bien, por lo que no veo la razón de esperar a que llegue Navidad para hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario