jueves, 9 de septiembre de 2010

La crisis no se soluciona matando

Me he despertado escuchando en la radio que un afamado periodista proclama que los Estados Unidos solo consiguieron recuperarse de la crisis del 29 haciendo estallar bombas atómicas dieciséis años después del famoso crack de la bolsa. Espero que nadie lo tome como solución a la actual crisis.
No sé cuantas personas pueden estar muriendo directamente a causa de la crisis financiera en estos momentos, pero sabemos cuántos cientos de miles de seres humanos perdieron la vida en muy poco tiempo (incluso minutos) por los artefactos atómicos. Si alguien cree que esta es la manera de terminar con los problemas lo mejor que puede hacer es cerrar la boca y no decir estupideces que probablemente contradigan su moral particular, o al menos aquella de la que hace alarde públicamente, puesto que imagino que este señor y otros que pensarán como él son de esas personas que cuando salen a la calle se las dan de buena gente, de solidarios, de buenos hermanos, de caritativos. Tan caritativos se consideran que deben pensar que una parte de la humanidad tiene derecho a seguir viviendo cómodamente gracias a una masacre que lleve por delante de un plumazo atómico a miles de personas, pobres por supuesto, que para eso están ya acostumbrados a sufrir. ¿O alguien cree que los que se salvarían de la nueva inquisición serían los acomodados y poderosos?
La libertad de expresión tiene estas cosas, que a veces tenemos que escuchar o leer insensateces que para quien las lanza son de lo más razonables. Con todo, prefiero que ellos callen y que la libertad de expresión siga campando a sus anchas. Es una buena manera de poder comparar lo bueno con lo aberrante y así ejercer el derecho a discernir y decidir qué es lo que nos conviene.
No más 6 de agostos atómicos!