viernes, 25 de marzo de 2011

copago sanitario

En los años de bonanza económica nos podíamos vanagloriar de tener una sanidad pública de amplias coberturas y prestaciones que eran la envidia de los ciudadanos de otros países. Los políticos que tanto velan por nuestros intereses nos lo vendían como algo realmente bueno hecho por ellos y para nosotros. Recetas médicas gratuitas para los pensionistas y con un muy bajo coste para el resto de ciudadanos si se trataba de medicamentos genéricos, atención hospitalaria y ambulatoria de calidad con los mejores profesionales y la más alta tecnología al servicio del pueblo llano.
Pero ahora llegan las vacas flacas y lo que tan bueno era antes se ha convertido en un despilfarro que no nos podemos permitir por más tiempo. Ahora nos lo venden así. Fue bonito mientras duró pero no podemos ser unos manirrotos caprichosos que pretenden estar sanos gratuitamente. Aunque lo de la gratuidad es otra moto que siempre nos venden, porque claro, cómo se explica que algo sea gratis si yo estoy obligado a sufragarlo directamente de mi nómina y no se me permite no abonar esas cantidades si lo que prefiero es la sanidad privada.
Pues eso, que ya empiezan a sonar las campanas del copago y nos lo van a vender como bonito, bueno y por supuesto barato. Porque va a ser en beneficio de los futuros pensionistas, esos que además vamos a tener que trabajar más años para poder seguir pagando recetas durante más tiempo y enfermar menos veces, y además sufragar con hipotecas inversas las residencias donde nos alojaremos cuando no nos valgamos por nuestros propios medios. Además imagino que si tardamos mucho en morirnos dejaremos la deuda hipotecaria en usufructo a nuestros herederos, puesto que lo de la dación en pago no se contempla ni de lejos, no vaya a ser que la banca reste beneficios.

martes, 15 de marzo de 2011

catástrofe en Japón

El país del Sol naciente se ha visto sacudido por un terremoto de nivel 9 en la escala Richter que provocó a su vez un tsunami con olas de hasta 10 metros que llegaron hasta sus costas. A continuación ha habido varias réplicas que por su intensidad más se podrían calificar de nuevos terremotos.

Pero no todo queda ahí, las centrales nucleares niponas se tambalean haciendo crecer el pánico entre la población y aunque los mensaje gubernamentales llaman a la calma el pueblo empieza a no creerles aunque siguen comportándose cívicamente.

El debate de la energía nuclear se vuelve a poner de moda. Nos dicen siempre que las medidas de seguridad en estas centrales son extremas y que no hay porqué temer pero no cuentan con eventualidades de este tipo.

Aquí en España nos podrían contar que estamos en zona de alto riesgo sísmico, pero hay otras circunstancias que podría provocar desastres similares. Tal es el caso de atentados terroristas, accidentes aéreos en lugares potencialmente peligrosos y otros muchos que se nos podrían ocurrir.

Si ahora se ponen a echar cuentas del coste económico que conllevaría la reconstrucción de las zonas desoladas y del gasto sanitario que supondría la atención de los damnificados por radiactividad, visto esto a medio y largo plazo, quizá se replanteen no prolongar la vida útil de las centrales nucleares y dedicar más presupuesto al estudio e implantación de otras energías menos peligrosas. . . desgraciadamente, no lo harán.