En esta sociedad que prima el estatus social y el poder adquisitivo por encima de cualquier otra cosa y que aplaude lograr todo eso sin mirar a quién o qué se perjudica se ha olvidado que la base es la educación. La educación no es solo aquello que recibimos de los profesores cuando estamos creciendo y que pensamos que nos será útil para tener un buen trabajo altamente remunerado que nos hará la vida más cómoda. A eso le llamo yo adquisición de conocimientos, aunque reconozco el valor educativo que tiene compartir con nuestros semejantes esas jornadas de entrega al estudio y aprendizaje y cuánto ayudan a la educación los profesores. Pero no debemos olvidar que la educación es algo que debe partir del hogar y acabar en el hogar, es decir, debemos educar a nuestros hijos para que ellos acaben educando a los suyos y así sucesivamente en una espiral abierta incesante.
La educación, la buena se entiende, es la que lleva a una sociedad a ser tolerante, respetuosa, generosa, abierta, sociable, crítica; es en definitiva el camino a seguir para lograr minimizar al máximo males tan comunes como la violencia en todas sus formas, la avaricia desmedida que provoca desigualdades tan espantosas como para matar de hambre a miles de personas en un solo día mientras otras tantas derrochan hastiados de pertenencias, la falta de empatía que hace que mucha gente crea que solo aquello que ella piensa es lo válido porque son incapaces de ponerse en lugar del prójimo y ver la vida de otro modo sin renunciar a sus creencias, la cerrazón que empuja a muchos a intentar imponer por la fuerza sus principios al resto de la humanidad arrogándose el honor de poseer la bondad infinita, etc.
Nos estamos olvidando del principio. Cuánto mejor sería invertir en educar contra todo aquello que empobrece al ser humano como tal, que tener que castigar o multar a quien delinque creyendo que con eso se soluciona el problema cuando en realidad no se trata mas que de un parche puesto a destiempo porque la educación con ese individuo no hizo su trabajo cuando debía.
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